¿Qué importa de una empresa?

Por Nicolás A. Jerkovic (Director Comité de Sostenibilidad) Artículo publicado en el diario EL ECONOMISTA, en carácter de Director del Comité de Sostenibilidad del Instituto de Auditores Internos de Argentina

Hasta fines del siglo XX, el paradigma dominante de crecimiento se basó en la creencia de que los recursos naturales eran infinitos, y de que el propio mercado (salvo excepciones) resolvería las desigualdades sociales. No hace falta citar la cantidad de referencias y vivencias que demuestran lo contrario en todo el mundo, pudiéndonos preguntar: ¿algo no esta funcionando? ¿algún modelo es equivocado? O debemos seguir o redoblar la apuesta en la misma dirección creyendo que algún día los problemas se resolverán? La historia y evolución del sistema de información contable, tan larga como la historia de la humanidad, podría ayudar a responder algunas de estas preguntas.

A lo largo de la historia, el sistema de información económico-financiero ha sido una de las principales fuentes de información para la toma de decisiones del ser humano. Algunas de las raíces para la construcción de este sistema debemos buscarla en los registros contables de las empresas. Registros que han servido también de base para que los sistemas bursátiles, donde las empresas cotizan sus acciones, puedan funcionar a base de disponer información sobre el desempeño de la organización medido en términos económicos y financieros. Información en base a la cual analistas, inversores, gestores de riesgos, auditores, y público interesado en general, pueden formar su opinión para tomar decisiones en base a propias expectativas. En el ámbito de empresas familiares y pymes, la historia no es diferente.

¿Es relevante la información que proporciona este sistema? ¿Es mejorable? Desde una perspectiva contable corporativa, sabido es que la información que ofrece no es exacta, sino que es razonable en el sentido de que no debe omitir ninguna información que pueda incidir en la decisión del usuario, de haberla tenido o conocido. Técnicamente se dice que no debe faltar información que sea “material”. No debe faltar información que sea “importante”. Sin embargo, bajo el nuevo paradigma del desarrollo sostenible, por el cual países y empresas de todo el mundo están asumiendo compromisos para contribuir a un desarrollo equitativo, inclusivo y respetuoso del ambiente,  el entendimiento de qué es lo que importa de una empresa está cambiando en forma muy veloz y en un sentido único: ya no sólo importa saber cuánto ganan en términos económicos-financieros, sino que también importa saber cómo generaron esas ganancias, es decir, con qué nivel de impacto social y ambiental, incluso con qué tipo de comportamiento ético.

En las nuevas interpretaciones respecto a la definición de qué es “material”, es decir, qué información es importante, hay dos que van tomando claridad. La primera refiere a explicar qué impacto generan las actividades del negocio en el ambiente y la sociedad. Y la segunda es invertida, qué impacto genera el ambiente y la sociedad en los negocios. La primera interpretación esta asociada a una actitud de asumir la responsabilidad de los impactos que cada entidad ocasiona, y la segunda responde a la búsqueda del entendimiento de cómo lo social y ambiental puede afectar al negocio y su desempeño económico financiero. Así lo entiende, por ejemplo, la directiva europea del año 2019 para la presentación de información no financiera del sector empresarial en relación al cambio climático. Y también los inversores internacionales que están integrando en sus análisis variables sociales y ambientales a las tradicionales variables económicas.

No hay dudas de que la información es la base sobre la cuales formamos nuestras opiniones y tomamos decisiones, y en base al cual se definen estrategias y moldean expectativas. La construcción de un nuevo sistema de información que contemple las implicancias sociales y ambientales en la toma de decisiones, sin dudas influenciará cada vez más los programas educativos, expectativas, perfiles profesionales, y regulaciones, entre otros temas, y por supuesto pronunciará aún más el nuevo contexto de negocios al cual las empresas deberán adaptar sus estrategias si quieren sostenerse en el tiempo.